Entonces los dos grupos de instrumentos suben y bajan a diferentes octavas hasta que coinciden finalmente uno con el otro en la misma tonalidad y los troles, tras divisar a Peer, lo persiguen.
El ritmo acelera gradualmente hasta alcanzar un final prestissimo, y la música se hace cada vez más fuerte y melódica. Entonces el rey de la montaña entra estrepitosamente en la escena musical y choca con Peer, que corre rápidamente en dirección contraria; estas acciones son representadas por largas series de escalas diatónicas, interrumpidas por breves momentos de calma cuando el rey de la montaña busca a Peer ,que está escondido.
El escondite de Peer es finalmente destruido y la música alcanza su punto más fuerte y rápido cuando escapa de la cueva. Una serie de golpes de platillos
Y acalorados redobles de timbales
Estallan y acallan al resto de los instrumentos, cuando la montaña se desploma y presumiblemente mata a los troles que habían estado persiguiendo a Peer. El fragmento concluye apropiadamente -en ambos términos, musical y teatral- con un regreso a la tónica(I), y termina en un acorde final de si menor, simbolizando la fuga exitosa de Peer.
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